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“Let it Bleed” de Los Rolling Stones: el ataúd del verano del amor

6 December 2021 - 07:25
Por dcespedes

Si Los Beatles tuvieron su “Let It Be” como epitafio de su monumental carrera, los Rolling Stones empujaron su leyenda de la mano de Let It Bleed, un álbum expansivo y terrorífico editado el 5 de diciembre de 1969, con el cadáver de Brian Jones todavía tibio. Alejados del verano del amor californiano, el hippismo y cualquier atisbo pacificista, Mick Jagger y Keith Richards edificaron una obra cumbre amparada en la desesperación y un inminente apocalipsis. Más de 50 años después. las canciones del disco tienen una vigencia insólita.

Antes del lanzamiento de Beggars Banquet -el primer bastión de su época de oro- en diciembre del ‘68, la banda regresó al estudio en noviembre de ese año para comenzar a trabajar en su sucesor. La presencia de Brian Jones, otrora alma mater del grupo, estaba mermada por sus constantes faltazos, lo que hizo que Richards tomara el control de la grabación y del audio de las guitarras del álbum. Solo participó de dos canciones: tocó cítara en “You Got the Silver” y la percusión en “Midnight Rambler”. En junio del ‘69 fue despedido y días después, el 3 de julio, apareció muerto en la pileta de su casa.

A lo largo de 1969, Los Stones entraron y salieron del estudio con canciones que brotaban. Let It Bleed es el reflejo de una época, el lado B de lo que quedó registrado dentro del paisaje musical, y es el disco más consecuente con la realidad que los Stones lanzaron en su carrera. Mick y Keith compusieron en su zona de confort, cercanos al barro, a la mugre, al borde del desequilibrio.

Las canciones de Let It Bleed

El álbum abre con la declaración de principios “Gimme Shelter”, posiblemente la mejor del siglo XX junto a “A Day in the Life” de Los Beatles y “Like a Rolling Stone” de Bob Dylan. Con una intro que parece una maraña de acordes que se desenvuelven hasta llegar al estribillo, Jagger construye una épica sobre el abandono social y la guerra y nos recuerda que todo está a un disparo de distancia. “Love in Vain” recorre los paisajes más bluseras de la mano de Robert Johnson, en una versión donde cada palabra es estirada al máximo para darle fuerza.

“Country Honk” es el lado acústico y medio gauchesca de “Honky Tonk Woman”, el single lanzado seis meses antes que les aseguraría un nuevo número 1, mientras que “Live With Me” es un rockazo de esos que le aseguraría una carrera a cualquier banda. El primer lado del vinilo cierra con “Let It Bleed”, una oda drogona sobre la dependencia emocional que hizo que a Keith Richards le sangraran los dedos en el estudio.

El Lado B abre con la temeraria “Midnight Rambler”, hoy instalada como fija en su repertorio en vivo. Una ópera blusera que se estira, donde Jagger se vuelve un fantasma al acecho y reconstruye una noche de terror por las calles. “You Got the Silver” marca a Richards como el tremendo guitarrista de marca Chicago que es, y “Monkey Man” es la antología del rocanrol hecha canción.

El cierre con-de pie- “You Can’t Always Get What You Want” es el triunfo del pesimismo sobre una época de ideales altivos. Con un estribillo, Jagger y Richards se plantan ante una generación comprometida a marcarle los puntos y enseñar que la vida no es otra cosa más que una sucesión de sueños rotos.